Manneken Pis

Un icono de Bruselas

Manneken Pis

Estás caminando por el centro de Bruselas y de repente ves a mucha gente alrededor de... ¡una estatua de un niño desnudo orinando! Sí, el Manneken Pis es uno de los símbolos más característicos y una de las mayores atracciones del folclore bruselense.

Por lo general, después de hacer el clásico tour "Grand Place-chocolate-cerveza", los turistas en Bruselas se dirigen a una pequeña calle escondida detrás de la Grande Place para conocer a uno de los habitantes más famosos de Bruselas.

El Manneken Pis podría traducirse literalmente como "Hombre pequeño que orina" y es conocido como "Petit Julien" en francés. Se trata de una fuente de bronce de 61 centímetros con la estatua de un niño desnudo orinando en el cuenco de una fuente. Su segunda (y actual) versión fue diseñada por Jerome Duquesnoy y colocada entre 1618 y 1619. El nicho de piedra azul fue añadido en 1770. Anteriormente, la estatuilla estaba colocada sobre una columna de casi dos metros de altura tallada por el cantero Daniel Raessens.

El origen del Manneken Pis

Hace algunos siglos, la fuente donde se encuentra el Manneken Pis era solo una de las muchas que suministraban agua potable a la ciudad. Sin embargo, esta fuente cuenta con mucha más historia que las demás, y el primer texto donde se menciona data del año 1388. El texto, procedente de los archivos de la Iglesia de Sint-Gudula, menciona que en la esquina de la calle Rue de l'Etuve con Rue du Chêne se encuentra una estatua de piedra llamada "Pequeña Julien" (Petit Julien), abastecida de agua. El nombre “Manneken-Pis” aparece por primera vez en los archivos de la ciudad en un texto escrito entre 1451 y 1452.

Las leyendas

Las leyendas que rodean al Manneken Pis son muchas y muy diferentes entre sí. Es difícil saber cuántas hay y cuáles se basan en sucesos reales. De entre todas ellas, la mayoría de la gente en Bruselas conoce una de las tres leyendas principales o al menos sabe algo sobre ellas.

La primera, que tiene una base histórica, trata del Duque Godofredo III de Lovaina. En 1142, las tropas del Duque, que entonces solo tenía de dos años de edad, luchaban contra los Señores de Grimbergen. Para animar a las tropas, los soldados colgaron la cuna del duque en un árbol. Cuenta la historia que el niño orinó sobre las tropas enemigas, que acabaron perdiendo la batalla.

Otra leyenda cuenta que en el siglo XIV, Bruselas estaba asediada por una nación extranjera. Un día, un niño llamado Julianske se enteró que el enemigo planeaba quemar la ciudad. Al oír eso, intentó salvar la ciudad quemando una mecha con su única arma, su orina.

La tercera, muy parecida a la anterior, cuenta que un joven fue despertado por un incendio y procedió a apagarlo con su orina. Con esta acción, salvó a la ciudad y especialmente al castillo del rey de las llamas.

Tradiciones

Hoy en día, más allá de sus leyendas, los belgas disfrutan de las celebraciones que se llevan a cabo en torno a su pequeño Manneken Pis.

La estatua se viste a menudo con trajes para celebrar diferentes eventos en todo el país y en el mundo. Su vestuario cuenta con varios cientos de trajes diferentes que se pueden ver en una exposición permanente dentro del Museo de la Ciudad . Este incluye el traje nacional de otras naciones, equipaciones de clubes deportivos y uniformes profesionales, entre otros. Los trajes son gestionados por una asociación sin ánimo de lucro llamada "Amigos de Manneken Pis" que también se encarga de la ceremonia de cambio de vestuario, a menudo acompañada por una banda de música.

En algunas ocasiones, generalmente para el festivales de cerveza, la fuente se llena de cerveza y a los que pasan por allí se les ofrece beber de esta fuente de forma gratuita.

Una estatua misteriosa

Nadie sabe realmente por qué el Manneken Pis es tan famoso. Si preguntas sobre su significado y origen, seguramente escucharás muchas historias diferentes, y probablemente ninguna sea totalmente cierta. Puedes visitar esta estatua muchas veces, y siempre te parecerá que tiene un aspecto diferente. Lo único seguro del Manneken Pis es que no va a perder su fama. Los habitantes de la ciudad están orgullosos de la estatua, por lo que cuidan de ella y preservan su historia. Gracias a esto, el Manneken Pis y su tradición cultural son una atracción muy popular para los extranjeros.

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